El pasacalle, esa alegre y contagiosa manifestación musical, ha sido una tradición arraigada en la Tuna desde tiempos remotos. Sus raíces se remontan al Barroco, cuando era una danza popular española que poco a poco fue incorporándose a la música culta y ganando popularidad. Con el tiempo, se convirtió en una forma de expresión única de la Tuna, una tradición que ha perdurado hasta el día de hoy.
En la Tuna de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el pasacalle es una parte integral de sus actividades. Los tunos se organizan en dos o más filas y recorren las calles de la ciudad, cantando y realizando movimientos y coreografías al ritmo de la música. Los panderos y la bandera se unen a la animada procesión, bailando, saltando y brincando, contagiando su entusiasmo al público que los rodea.
El pasacalle puede tener diferentes motivos, desde amenizar una zona, darse a conocer en la comunidad, presentar un certamen o simplemente por la alegría de hacerlo. Es especialmente memorable el pasacalle organizado por la Tuna de la ULPGC para los certámenes de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, tanto los propios como los de otras grandes tunas que visitan la ciudad. Es un momento en el que la Tuna se muestra en todo su esplendor, con sus trajes característicos, sus capas ondeando al viento y sus instrumentos llenando el aire con su música.
El pasacalle es una muestra de la alegría, la camaradería y el amor por la música que caracteriza a la Tuna. Es una tradición que se ha mantenido viva a lo largo de los años, una expresión única de la identidad y la cultura tunera. El pasacalle es más que una simple procesión musical, es un símbolo de la hermandad y el espíritu festivo que une a los tunos, y una forma de compartir su música y su alegría con el mundo.
